“Otro tiempo, otro lugar”

“Otro tiempo, otro lugar”

Llevamos más de 40 días en esta nueva circunstancia que la vida nos propone. Los instrumentos del teatro, sus ejercicios, su entrenamiento, su disciplina, nos ayudan a encontrar la manera de explorar este nuevo límite como una posibilidad.Imaginarlo no como un problema, sino como una oportunidad.

Me gusta pensar el límite no como algo que impide “ir a otro lugar”, sino más bien el límite como “otro lugar” en sí mismo, un territorio para explorar, un territorio para conquistar. Un cambio de perspectiva, un cambio de tiempo y de espacio, un cambio en las relaciones. Inventamos “otro tiempo” para este “otro lugar”. Una oportunidad,  para profundizar sobre nosotros, para gozar la zona profunda de nosotros mismos y desde allí prepararnos a regresar a una nueva y diferente cotidianidad.

Eso no significa obviamente, cerrarse y no observar como las “democracias” de medio planeta pueden plantear ataques a la inteligencia humana “ensayando” (con el virus como excusa o pretexto) el límite al que la gente se puede acostumbrar y llegar a no reaccionar a algunas “ilógicas medidas de seguridad”. Esto sí, lo observamos. Todo el tiempo.

Y tampoco significa no ocuparse del teatro y de la teatralidad, sino más bien preguntarse desde las herramientas del teatro, cómo seguir haciendo teatro, cómo reaccionar, cómo responder a este nuevo contexto.  

No estamos haciendo y no haremos clases en video, tampoco haremos espectáculos para espectadores que estén en el otro lado de la pantalla !No! Seria quitarle al teatro su alma vital, la respiración, el sudor, el encuentro vivo entre seres humanos.

Un encuentro para imaginar, entenderse y poder construir juntos. Un encuentro para quitarse las máscaras que la vida cotidiana nos propone; pero también un encuentro que reafirma la imposibilidad de entendernos realmente en la profundidad de nuestras intenciones. Un acto ritual entre seres humanos.

Y si la pandemia hoy o los fascismos, de ayer y los de mañana, no querrán al teatro así como se había imaginado hacia unos meses, ¡inventaremos otro! Como en la peores dictaduras o incluso en los campos de concentración nazi, mujeres y hombres de teatro, ¡ya lo hicieron! Esas son las memorias que hoy tenemos que hacer volver a vivir y desde esas experiencias, trazar las nuestras, en nuestro “quehacer” cotidiano.

El 25 de abril, para recordar la liberación del fascismo de nuestro país de origen, Italia, estuvimos ensayando. Hicimos un camerino en el baño para maquillarnos, el cuarto de dormir se volvió vestuario. En el salón hicimos calentamiento y a las 20.00 en punto, al terminar el aplauso para los médicos  (ritual comunitario asentado aquí en Madrid desde el 12 de Marzo 2020) entramos en escena con trajes e instrumentos musicales para cantarle “Bella Ciao” a los vecinos y las vecinas, a nuestro público. 22 personas desde varias ventanas de los edificios de enfrente, estuvieron mirándonos, cantaron con nosotros y nos aplaudieron. Sí, ¡hubo teatro! ¡Hubo encuentro!

En las ventanas, en la cola del supermercado, durante la “hora de deporte”, en la cola de la farmacia, de los cajeros, o en el banco de la fruta… ahí donde dos seres humanos se puedan encontrar…habrá espacio, habrá un lugar para que la imaginación en acción pueda contribuir a trasformar esa realidad.

Habrá “otro tiempo, otro lugar”.


En Estado de Alarma en Madrid, 1 de mayo 2020

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